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Lenguaje Transformacional

Edifica Una Vida Plena Con Tu Lenguaje

Por:  Luz María Moreno Hernández – Coach Personal Ejecutiva y de Equipos TISOC

No es un misterio para nosotros que cada vez que pronunciamos una palabra, esta tiene efectos en los demás, por ejemplo, cuando tenemos una discusión acalorada con algún familiar o pareja, es evidente que las palabras que se dan en este contexto generarán una reacción emocional en el otro, que en múltiples ocasiones queda grabada por muchos meses e incluso años, en los cuales mantiene su poder destructivo e hiriente.  Igual sucede con el lenguaje amoroso, es cuestión de recordar alguna realidad de tu pasado, en la que te hayas sentido amado y comprendido de manera intensa, si te preguntara ¿Qué te dijo esa persona o cómo te miraba? Estoy completamente segura que lo grabaste y lo podrías recordad con un nivel alto de claridad.

Y ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué la palabra que hoy decimos permanece activa por tanto tiempo?  Esto nos lo puede explicar el Dr. Andrew Newberg, Director del Centro de Investigación de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia, quién realizó una serie de investigaciones para demostrar el impacto de las palabras negativas en el cerebro, y a través de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMF)  pudo demostrar los cambios neuronales que ocurren en el cerebro.

El evento investigativo demostró que, con sólo el hecho de ver una lista de palabras negativas durante unos segundos, una persona muy ansiosa o deprimida se sentía peor, y cuanto más se enfocaban en esas palabras, más daño se producía a las estructuras esenciales que regulan la memoria, los sentimientos y las emociones. De esta forma se demostró que cuando una persona produce pensamientos negativos continuamente, por tiempo prolongado, esto puede afectar seriamente el descanso nocturno, la alimentación y de manera especial, la felicidad o sensación de satisfacción.

Más interesante aun, resultó el hecho de que las palabras negativas que una persona pronuncia, no solo afectan al otro, sino que también afecta al cerebro de quien lo escucha o lo pronuncia, así pues, cada vez que en tu cotidianidad tengas expresiones cargadas de negativismo u hostilidad, sin saberlo estarás programándote para vivir estados de ansiedad, irritabilidad y enojo; afectando así tú relación con los demás, la confianza y la capacidad de co crear realidades con otros.

Y como si esto fuera poco, dicha investigación, entre muchas otras desarrolladas en la Universidad de Harvard, pionera en el estudio del cerebro, se ha demostrado que el hecho de repetir palabras como: “miedo”, “pobreza”, “enfermedad”, “muerte”, “preocupación” generan altos niveles de cortisol y adrenalina; neurotransmisores de gran impacto cerebral que disminuyen el riego sanguíneo, boquean la función neuronal y limitan el oxígeno necesario para la resolución de situaciones. Lo más interesante de estas investigaciones, es que a pesar de que dichas palabras vayan asociadas a pensamientos que no son reales, el cerebro reaccionará a estas con imágenes negativas como si fueran amenazas reales y que estuvieran ocurriendo en el mundo exterior, por tanto el sistema nervioso activa las defensar del organismo para dicha “amenaza” y descuida otras funciones asociadas al mantenimiento celular de los órganos, que impiden el envejecimiento prematuro y los daños funcionales.

Ante esta información te reto. Si percibes que están teniendo un pensamiento hostil o negativo, o que en tu diálogo interno estás cuestionándote a ti mismo, pregúntate:  ¿Esta situación es en realidad una amenaza para mí o es sólo producto de mi propia imaginación? ¿Quiero seguir pensando eso? ¿Qué te gustaría empezar a pensar en reemplazo?

Cuanto más rápido puedas identificar este tipo de pensamientos, más rápido puedes neutralizarlo, y luego optar por centrarte en palabras e imágenes positivas, logrando así bajar los niveles de enojo, ansiedad, tristeza, etc.

La mejor forma de mejorar tus estados de ánimo y tu autoconfianza es transformando los pensamientos negativos y las posibles preocupaciones que tengas en afirmaciones positivas, de esa forma generarás serotonina, oxitocina, dopamina y otro tipo de neurotransmisores de gran impacto y bienestar para tu vida. Es por eso que los pensamientos, imágenes y palabras positivas tienen que ser predominantes, repetitivos y hacerlos de la manera más consiente posible.

Rétate y de ahora en adelante, propón despertar cada mañana con cinco pensamientos, imágenes y sentimientos positivos, y cierra tu día de la misma forma, te garantizo que tu bienestar emocional aumentará en al menos un 25%. ¡Pruébalo!