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El origen de la curva de aprendizaje

 

El sicólogo alemán Hermann Ebbinghaus acuñó el término durante su investigación sobre la memoria y la memorización. En su trabajo 1885, titulado: “A Contribution to Experimental Psychology”, Ebbinghaus describió sus hallazgos respecto a la curva de aprendizaje, o velocidad a la que se obtiene el conocimiento, y la curva del olvido, un gráfico que tiene relación con la curva de aprendizaje que mide la rapidez con la información memorizada se pierde. Su libro es considerado un trabajo pionero en el campo, y rápidamente lo llevó a la popularidad debido a que el uso de estas curvas fue un medio muy utilizado para medir el progreso del aprendizaje.

Una curva con mucha pendiente implica dos gráficos muy diferentes. Algunos creen que esto significa que hay un gran aumento de los conocimientos en las primeras etapas, aumento que se puede apreciar en típico gráfico como una pendiente pronunciada al principio que se estrecha gradualmente.

Josh Kaufman es un consultor empresarial estadounidense muy conocido por su libro “The Personal MBA” o “MBA personal”. Anteriormente, trabajó para Procter & Gamble, donde desarrolló la estrategia online de la compañía y fue responsable del lanzamiento de nuevos productos. En el año 2010, la publicación de su libro lo catapultó a la fama en el mundo de los negocios. En una charla de TED, Josh Kaufman, explica cuatro pasos para desarrollar una nueva habilidad en sólo 20 horas.

  1. Fragmentar la habilidad

Determinar lo que necesitamos específicamente para llegar a un nivel bueno, pero sin la necesidad de ser un experto. Cada habilidad puede ser fragmentada y dividida en pequeñas habilidades, de esas solo debemos enfocarnos en las que son estrictamente necesarias y descartar las que no nos ayudarán en nuestro objetivo. Mientras más descompongamos las habilidades, será más fácil identificar aquellas que realmente necesitamos.

  1. Aprender lo suficiente para poder autocorregirse

Recopilación de información sobre la habilidad que queremos desarrollar. Este aprendizaje tiene que estar enfocado en las pequeñas habilidades que se detectaron en el punto anterior. No se trata de pasar horas y horas leyendo, si no que se debe determinar lo realmente necesario.  Esta etapa no debe ser usada para demorar el comienzo de la práctica. Kaufman señala que informarse mucho puede ser utilizado como una forma de procrastinar que retrasaría todo el proceso. Por eso hay que aprender solo lo suficiente para poder practicar y ser capaces de detectar cuando estamos cometiendo errores y autocorregirnos.

  1. Eliminar las barreras que no nos permiten practicar

Eliminar todas las distracciones que podrían atentar contra nuestro propósito y desconcentrarnos de la práctica. Por eso, durante los momentos de entrenamiento, debemos alejarnos de la televisión, internet, smartphones y todas las cosas que son un obstáculo al momento de sentarse a trabajar.

  1. Practicar al menos 20 horas

Por último, aunque suene reiterativo, debes cumplir con las 20 horas de entrenamiento. Kaufman señala que la parte más difícil de esto es vencer la barrera de la frustración. Esta es una limitante que nosotros mismos nos ponemos. Es la fase en que sabemos que somos incompetentes e inútiles en lo que queremos hacer y es la razón más potente que nos lleva a desertar.

 

La regla de las 5 horas

Es un sistema ideado en el siglo 18 por Benjamín Franklin, que no sólo fue uno de los primeros presidentes de los Estados Unidos, sino también uno de los inventores más innovadores e importantes de todos los tiempos, su método es después de tres siglos como uno de los más efectivos para conseguir el éxito empresarial y es sorprendente cómo resulta muy parecido a la rutina de cualquier practicante budista.

Como dijo Franklin (1706-1790), "una inversión en conocimiento paga el mejor interés". Proponía: 1) Levantarse muy temprano a leer y escribir. 2) Anotar y evaluar objetivos personales. 3) Estar cerca de los que piensen parecido. 4) poner a prueba las ideas. 5) Reflexionar a levantarse y antes de acostarse

El expresidente Barack Obama, leía una hora por día mientras estaba en el cargo, Warren Buffett, invirtió el 80% de su tiempo en lectura y Bill Gates, leyó un libro a la semana durante su carrera.